lunes, 16 de agosto de 2010

FEMSA y el estadio: defendiendo lo indefendible

por Antonio Hernández.
t608138@gmail.com


Muchas son las mentiras y simulaciones de la empresa que promueve el estadio de los Rayados en La Pastora. Recientes son las que divagaron en el desplegado “A la opinión pública”, con el que buscaron sustentar el despojo de la posesión comunitaria, concretado con la firma de los contratos de comodato de los 260,000 metros cuadrado de territorio en La Pastora.

Como ha sido desde el inicio de ese proyecto público-privado, sus promotores al no poder demostrar con razones la pertinencia de esa obra, han tenido que auxiliarse de los embustes, el enredo y la ficción.

Una mentira es comunicar que el proyecto cumple con los requerimientos ambientales y la dicen porque son conscientes de que al tener la firma de los contratos de comodato, están en posibilidad de solicitar las autorizaciones de impacto ambiental y cambio de uso de suelo en terrenos forestales. El engaño se demuestra porque los estudios que sustentan esas eventuales autorizaciones ya fueron integrados. El Congreso de Nuevo León, con el amparo de la Universidad, avalaron positivamente esas investigaciones, añadiendo al agravio el decir que los mismos cuentan con la suficiencia técnica requerida.

Esos análisis fueron hechos sin la rigurosidad técnica que una obra de ese tipo requiere. Por decir un poco, en las matrices de impactos identifican tan solo unos pocos, muchos de ellos de tipo positivo, que ni mitigación requieren. Es falso que una obra de más de 2 mil millones de pesos no conlleve ninguna afectación ambiental, si se considera además que se encuentra en el límite inmediato de un área natural protegida. Si los estudios de esa obra avalan técnicamente la habilitación de un estadio en la zona de La Pastora, que en su configuración actual los ingresen en la Secretaría de Medio Ambiente, para que sean rechazados por no garantizar que los valores naturales de la zona se mantengan.

El estadio requiere de un nuevo examen porque el expediente técnico que tiene actualmente, avalado por el Congreso y la Universidad, no es suficiente. Esa precariedad, sin el arrimo asistencial de esas instituciones, no era posible que se mantuviera vigente, y con ella el cuento del estadio.

Prosigue Femsa su embeleco cuando busca reducir la oposición al estadio en La Pastora centrando su soflama en dos consideraciones. Una es para tranquilizarnos diciendo que el proyecto original tiene soluciones para evitar anegaciones por el desbordamiento del río La Silla, para enseguida decir que el predio en La Pastora, que obtuvo Femsa del relajado comodante estatal, no tuvo daño por las lluvias extraordinarias recientes.

La mentira se mantiene porque los expedientes técnicos analizados para ceder en comodato las 26 hectáreas, no tienen en su conformación información que diga como se mitigarán o evitarán las inundaciones. Sencillamente eso no existe. Es de esperar que en la información que provean a la Semarnat consideren esa posibilidad, pero en la aprobación del despojo, la eventualidad de las anegaciones fue ignorada por la empresa, congreso, universidad y gobierno estatal.

Durante las últimas lluvias es una realidad que las afectaciones por el desbordamiento del río La Silla fueron menores en La Pastora que en otras otras zonas del cauce. Y de esa circunstancia FEMSA se entrevera para decir que el estadio se construye ahí porque la zona no sufrió daños.

El río La Silla tiene en el ANP La Pastora las mayores áreas de bosque y matorral, además de extensiones variadas de vegetación secundaria ubicadas a lo largo de sus riberas. Esos ecosistemas son los que influyeron de modo positivo en la reducción de los efectos de los desbordamientos del río. La frondosidad que ahí se registra es una especie de pequeña llanura de inundación que durante las lluvias recientes disminuyo los efectos de las precipitaciones, absorbiendo la lluvia y los sedimentos arrastrados. Digamos adiós a esa protección natural, si FEMSA se obstina en construir el estadio en Guadalupe.

El estadio de fútbol Monterrey no es un proyecto integral, ni nunca lo será si FEMSA se empeña en construirlo en la zona de La Pastora. No lo es porque se busca hacerlo en el límite inmediato de un área natural protegida. Menos lo será porque ocupa de la concertación forzada del gobierno estatal, congreso y universidad. Es la única manera en la que pueden sostener su despojo a la comunidad.

El estadio en La Pastora no es un proyecto respetuoso con el ambiente, cuando implica la remoción irreversible de al menos 24 hectáreas de vegetación, y regresando como dádiva generosa 2 hectáreas de jardines de lluvia. ¿Se requieren esos jardines? No, porque ya se tienen más de 100 hectáreas que cumplen con esa función, sin contar con los miles de metros cuadrados que la empresa busca destruir para siempre, reemplazándolos con un estadio. Una obra que nos despoja de 24 para devolver 2 nunca será integral.

La creación de miles de empleos, o invertir miles de millones de pesos en una obra no valen los 2,000 árboles que FEMSA quiere dar a cambio. No cuando en La Pastora se tiene todo un bosque, que incluye la zona del eventual estadio, con una densidad que representa una cantidad inmensamente superior a la que quiere dejar en dádiva la empresa. La creación de empleo o invertir millones no son bienvenidos si implican depredación ambiental y esa es la mentira significativa. No se puede dar fe y razón a FEMSA cuando dice que su proyecto no busca el lucro, si el mismo esta basado en despojo, afectación, simulación y engaño.

Lo impertinente del proyecto del estadio es claro. Si FEMSA quiere participar, como dice públicamente, en el desarrollo de la comunidad, reiterándolo al momento que expresa que no realizaría la obra de existir dudas sobre la sustentabilidad de este, que retire su proyecto de la zona de La Pastora, porque las sospechas, recelo, suspicacia y realidades que objetan el estadio son claras y públicas.

Que rectifique la empresa su camino errado. Doble será el decaimiento en su prestigio y afanes cuando la ciudadanía movilizada, después de hacerle ver lo errado de su iniciativa, se vea en la necesidad de arreciar su defensa de la posesión comunitaria y los ecosistemas en La Pastora, para concretar la síntesis de su trabajo, que dice si al estadio pero en otro lado.

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