viernes, 14 de mayo de 2010

Falta de espacios públicos contribuye al pandillerismo

Ediciones Impresas Milenio
9/05/2010
Ricardo Alanís

Quitar a la clase popular cientos de hectáreas de espacios públicos gratuitos generó alza en los índices delictivos.


Monterrey, NL.- La escasez de espacios públicos son un detonador de la inseguridad y el pandillerismo que se vive en la entidad.

De acuerdo con urbanistas e investigadores de criminología, el haber quitado principalmente a la clase popular cientos de hectáreas de espacios públicos gratuitos, generó que los índices delictivos se fueran a la alza, ya que los jóvenes no tienen sitios para un sano esparcimiento.

Guillermo Cortez Melo, miembro de la Sociedad de Urbanismo Región Monterrey AC, destaca que la falta de espacios recreativos al privatizar la zona del río, favorecieron la delincuencia y el pandillerismo.

“Es uno de los efectos, quizá el más serio (la inseguridad), la cuestión sobre todo de grupos juveniles que usaban ese espacio para fines recreativos y que ahora al carecer de ellos van a usar ese tiempo para fines no precisamente positivos: delincuencia, pandillerismo, etcétera.

“El río es el eje central, además de arteria es un eje central recreativo que desde hace muchos años se estaba usando con ese fin, mal habilitado es cierto, y ahora mejor habilitado, pero la diferencia es que antes no costaba a los usuarios, principalmente que eran gente de por ahí cerca, de la falda norte de la loma y parte del centro de la ciudad, y ahora ya están privados, en ese sentido tiene ese impacto social”, comentó.

Cortez Melo resalta que el acceso a espacios que siguen siendo públicos como Chipinque, La Huasteca, El Diente y el Parque Valle Alto también se cobra, y aunque la cuota no es alta, también implica una barrera para el esparcimiento.

Camilo Contreras, director regional Noreste del Colef, consideró hay una tendencia de ceder los espacios públicos a particulares y esa acción provoca que las áreas de esparcimiento cada vez queden más lejos de los centros de población.

“Habría que platicar incluso más allá del deporte, en el caso de la colonia Independencia, la convivencia que se daba, la organización que se daba para jugar en el río Santa Catarina, tenemos un sentido también de comunidad y de cohesión social fuera de las canchas; en primer lugar es importantísimo que las personas, los jóvenes, hombres y mujeres tengan un lugar para ejercitarse, para convivir, un lugar de ocio adecuado, y esa función la cumplían muy bien las canchas del río Santa Catarina”.

“Lo que se ve, y eso es una tendencia general, es que el mercado se va apropiando de estos espacios. Entonces las canchas, los espacios públicos gratuitos se van quedando en los márgenes, cada vez más lejos de los centros de población. Entramos en una contradicción, porque por obligación el estado debe tener lugares públicos de esparcimiento, y mientras los está concesionando o tratando de ver más como un negocio, estos espacios empiezan a desaparecer”, declaró.

Zonas públicas, cada vez menos. Foto: Carlos Rangel

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