domingo, 21 de febrero de 2010

El Estadio en La Pastora: aberrante y verdadera injusticia

por Ángel Tovalín*

No se justifica una derrama económica privada si esta termina destruyendo un espacio público con vocación para la preservación de un ecosistema, además protegido por la ley.

Esa misma derrama sería un proyecto sustentable en términos económicos, sociales y ambientales, si se destina a la regeneración de un área que lo amerite. Se entiende, no dañar un bosque.

Es obligación de todas las autoridades competentes velar porque cumplan con la ley y el espíritu de su mandato. Ameritan juicio político quienes a esto falten.

Es obligación de todas las autoridades competentes regenerar en términos sustentables el bosque La Pastora y el río La Silla, a cambio de nada, solo porque simplemente deben cumplir su mandato. Chantajear a la ciudadanía con proyectos de inversión privada vendidos como panacea para bien común, es éticamente reprobable y deleznable.

Es nuestra obligación ética como ciudadanos, carentes de una representación legítima en el espacio público formal, alzar nuestra voz para denunciar las sistemáticas violaciones que se cometen desde el poder político y económico, contra el bien común y el interés público de nuestra sociedad.

Con una conciencia racional y ética, señalamos lo fundamental que representa para el bien común, el cuidando y la preservación de nuestros ecosistemas, los recursos naturales y los servicios ambientales que se generan, para sostener la vida actual y futura, en esta ciudad y en todo el planeta.

Atentar contra ello es atentar contra nosotros mismo, contra nuestro propio futuro.

Abogamos porque quienes hoy se encuentran en posiciones de toma de decisión, recapaciten y empiecen a velar por el bien de todos, rectificando su postura de apoyar proyectos como el estadio en La Pastora, El túnel en la Sierra o el fraccionamiento Valle de Reyes.

*Integrante del Movimiento Ambientalista Ciudadano y Generactivo, A.C.

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